Autoridades provinciales argentinas estudian varios mecanismos para estimular el crecimiento de la generación renovable a pesar de las graves dificultades macroeconómicas.
El grupo de presión de las renovable Cader organizó un seminario web del que se desprende esta conclusión y que reunió a representantes de los gobiernos provinciales de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
Los representantes concordaron en que el financiamiento era el obstáculo principal para un mayor desarrollo, ya que acceder a fondos asequibles es extremadamente difícil en medio del intento de Argentina de reestructurar su deuda externa. A causa de la difícil situación económica, los gobiernos provinciales tampoco no estén en condiciones de asumir la inversión requerida, problema exacerbado por la pandemia del covid-19.
La complicada situación financiera se ve agravada por una caída sin precedentes de la demanda de energía, cuyo consumo industrial se ha contraído en más de 30% en comparación con la etapa previa a que se tomaran medidas de confinamiento.
Según el director de Cader Santiago Sajarov, Argentina tiene abundantes recursos renovables. Si bien la calidad de la energía solar es muy buena en el norte y la calidad eólica en el sur es de clase mundial, la actividad agrícola ayuda al desarrollo de la biomasa y el biogás, mientras que el acceso a la cordillera y su actividad volcánica facilita el desarrollo geotérmico.
Sajarov señaló que las centrales fotovoltaicas son especialmente adecuadas para su despliegue a menor envergadura debido a su escalabilidad. Como los costos no disminuyen sustancialmente a medida que aumenta el tamaño de una planta, la energía solar ofrece una alta competitividad para proyectos pequeños. La regulación avanza a medida que cada vez más provincias adhieren al marco de generación distribuida, por lo que Cader cree que centrales fotovoltaicas más pequeñas tienen un alto potencial mientras la situación macroeconómica no se estabilice, allanando el camino para proyectos más grandes.