No se puede romper la Ley de la Gravedad en materia de tarifas y servicios públicos
Ni la segmentación ni la georeferencia alcanzan para reconocer los costos de prestación de la energía.
Antes de los recientes cambios en la gestión económica, el gobierno publico una sucesión de resoluciones en relación con la segmentación de los subsidios.
La lectura de dichas resoluciones deja la clara sensación que el tema es una “papa caliente” que los funcionarios que responden a diferentes sectores de la coalición de gobierno tratan de evitar con delegaciones sucesivas de su implementación.
La nueva ministra manifestó que la segmentación continua, pero pocas cosas están claras en relación con su implementación, pero concentremos el análisis en lo que si conocemos.
Según estimaciones del gobierno, el 10% de los usuarios serán “segmentados”, es decir perderán los subsidios y por lo tanto pasarán a pagar el costo pleno de la energía. Esto implica que, en promedio, las facturas de energía de una familia “segmentada” del AMBA se triplicaran y se duplicarían las del resto del país. Dichos aumentos se implementarán en forma gradual en los tres bimestres que quedan del año.
Sin embargo, estos aumentos no contemplan la estacionalidad del consumo de energía. Por ejemplo, una familia en el AMBA en el pico del invierno puede multiplicar en promedio hasta 5 veces su consumo energético respecto de los meses templados Por lo tanto, la estacionalidad jugará fuerte en la “sensación térmica” de los aumentos en las facturas de los próximos meses para las familias que pierdan los subsidios, quienes comprobaran en las facturas de agosto / septiembre el efecto anunciado para los primeros meses del año próximo.
Si la segmentación avanza, todas las familias del país, más de 15 millones de usuarios – deberán empadronarse en un registro, a partir del cual la secretaria de Energía definirá caso por caso quienes seguirán subsidiados, y con qué nivel de subsidios.
Este régimen está vigente desde junio, así lo expresa el articulo 1º de la Decreto 332, ¿estaremos consumiendo energía que no sabemos a qué precio pagaremos?
La implementación final queda a cargo de los Entes Reguladores y de las distribuidoras que son las que al final del día enviaran las factura y que no habrían participado del diseño de este programa.
La segmentación tiene un objetivo: bajar la cuenta de subsidios, que este año amenaza superar los USD 15.000 millones. Solo tendrá éxito si se aplica en el sector eléctrico que explica ¾ partes de esos subsidios y para ello será necesario firmar convenios con Provincias y Municipios a cargo de distribuidoras provinciales y cooperativas. Lo cual implica un enorme desafío de coordinación para un gobierno que luce sin unidad de mando.
Mas dudas que certezas presentes este régimen, que si tiene existo tendría efecto pleno fiscal recién el año próximo. Todo indica que se abandona un buen mecanismo, ideado y diseñado en la administración anterior como es la tarifa social federal. La tarifa social es un instrumento mejorable, pero que sigue lineamientos internacionales para identificar al vulnerable, a quien no puede pagar el costo pleno del servicio y focalizar allí los subsidios.
Tampoco se incluye en la segmentación mecanismo alguno destinado al uso racional de la energía, o incentivos a su uso responsable, ni una campaña masiva de información al usuario respecto a los cambios que esta segmentación implica.
Y si la idea es aplicar la georeferencia también será un error, solo con aplicación en el corredor norte del AMBA. Lamentablemente se mantiene una alta dosis de dogmatismo en la política de tarifas y en mantener subsidios generalizados imposibles de financiar.
Es imposible romper la “ley de gravedad” en materia de tarifas. Las facturas deben reconocer gradualmente los costos de prestación del servicio y los subsidios focalizados en la demanda vulnerable.
Fuente: Clarin – Alejandro Einstoss