Más de 300 millones de dólares en sobrecostos por mala gestión política en la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico Sociedad Anónima
Hace unos días, en la sección de Economía de un portal de noticias de amplia difusión, se publicó información (o una gacetilla) con referencia a que la buena gestión de los combustibles realizada por Cammesa le habría ahorrado al gobierno argentino alrededor de USD 200 millones.
El mencionado ahorro, estaba referidos a la oportuna cancelación de compras de buques de GNL así como a la importación de energía eléctrica desde Brasil.
Vale recordar en este punto y en grandes rasgos, cual es la definición del “ser” de Cammesa desde siempre: “… es obligación de Cammesa el despacho económico y seguro de la energía”.
Por ello, destacar que la empresa hizo lo que se espera que haga no tiene relevancia, excepto la de poder encontrar algún dato de esta gestión que sea digno de comunicar, en un entorno de tanta cosa pública manoseada entre Cammesa, Enarsa y la Secretaría de Energía.
Se menciona como un logro los oportunos manejos comerciales realizados en la importación de GNL
Lo primero que llama la atención es que surja como relevante el saber leer el pronóstico del tiempo y las crónicas hídricas de las cuencas brasileras.
En segundo orden se menciona como un logro los oportunos manejos comerciales realizados en la importación de GNL.
También se vería como ejemplo de buena gestión, el haber importado energía eléctrica de Brasil, algo que se viene realizando desde hace más de 15 años (de manera recíproca) siguiendo los acuerdos bilaterales que se prorrogan casi automáticamente a su vencimiento.
La realidad es que, si Brasil tuvo excedentes a precios razonables, fue únicamente por un régimen de lluvias favorables que le permitieron tener alta generación hidroeléctrica.
En tercer lugar, y en relación a los buques de GNL que se cancelaron y que generaron un “premio económico” se debió a que, únicamente por fortuna, Enarsa los había adquirido al precio vigente al día anterior a que siniestrara la planta de Free Port en EEUU.
Como dice un viejo cuento chino o proverbio peronista (para el caso es lo mismo), “Los números no mienten. Los que mienten son los que los hacen”
La realidad fue que, ante una menor oferta de GNL, en un mercado de energía hipersensibilizado por el conflicto comercial Rusia-Unión Europea, se generó un “over-shooting” de precios, habiendo alcanzado a promediar en esos días los USD 57 MMBTU, esto es USD 17 MMBTU superior al precio mencionado por Cammesa que se habría utilizado para cancelar los buques.
Es decir que, de acuerdo a la información publicada, si solo se obtuvieron 46 millones de dólares de premio por la cancelación de 3 buques, se podría inferir que como mínimo hubo una muy mala gestión en la negociación dado que por el diferencial de precios la ganancia debería haber sido casi del doble (aproximadamente 90 millones de USD).
Asimismo, en la mencionada nota se señala como resultado de una “buena gestión” la reprogramación de 3 buques de gasoil y 2 de fueloil, cuando fue todo lo contrario: los 3 buques de gasoil fueron comprados de urgencia a mediados de julio con entregas programadas para fines del mismo mes, pero a dos semanas de haberlos adquiridos Cammesa cae en la cuenta de que esos buques no eran necesarios y debió reprogramar.
Estos buques, que no eran necesarios, tuvieron un costo de entre 50 y 60 millones de dólares cada uno. O sea, unos USD 100-120 millones.
Destacar que la empresa hizo lo que se espera que haga no tiene relevancia, excepto la de poder encontrar algún dato de esta gestión que sea digno de comunicar
Hasta este punto podemos concluir que, las declaraciones mediáticas en las que se destacan los “logros” de gestión, son muy distintas a lo que en realidad estaría sucediendo.
No solo no han tenido ahorros, sino que incurrirían a menudo en sobrecostos.
Como dice un viejo cuento chino o proverbio peronista (para el caso es lo mismo), “Los números no mienten. Los que mienten son los que los hacen”.
Me pregunto entonces si los sobrecostos se deberían solo a una mala gestión de la línea o por algún otro tipo de decisiones. Veamos…
1) Durante el mes de mayo, cuando el precio del gasoil era significativamente más bajo que el de GNL, se decidió comprar y consumir GNL que era sustituible por gasoil, esto implicó un sobrecosto para CAMMESA de aproximadamente 100 millones de dólares.
Respecto de la logística necesaria para comprar de gasoil, es sabido que Cammesa incumple sistemáticamente el plazo de 45 días de colocación de los pedidos a los “tenders” respecto de la fecha de entrega esperada
2) En junio, la relación de precios mencionados en el punto anterior, estaban invertidos, es decir, el costo del GNL era más económico que el del gasoil. En este caso se decidió no aprovechar la ventana de precio de GNL y por lo tanto se debió consumir más gasoil para sustituirlo. Adicionalmente, Cammesa adquirió poco gasoil para el mes de junio y tuvo que importar energía eléctrica de Uruguay a un costo muy superior al de generar con gasoil. El sobrecosto por estas malas decisiones asciende a aproximadamente USD 30 millones.
3) Respecto de la logística necesaria para comprar de gasoil, es sabido que Cammesa incumple sistemáticamente el plazo de 45 días de colocación de los pedidos a los “tenders” respecto de la fecha de entrega esperada. Debido a la mala programación que se viene realizando, finalmente Cammesa, habría recibido menos ofertas y por ende mayores precios. Podríamos inferir que, en base a la información de mercado disponible, los sobrecostos serían de alrededor de U$D 40 millones.
Si consideramos los costos de los buques comprados innecesariamente, más lo mencionado en los puntos 1, 2 y 3, Cammesa habría tenido USD 330 millones de sobrecostos en lugar de USD 200 Millones de ahorro.
Para comprender que habría detrás de estas realidades, deberíamos buscar su origen en la última licitación transparente de buques de Gasoil que se realizó.
Cammesa habría tenido USD 330 millones de sobrecostos en lugar de USD 200 Millones de ahorro
Por alguna razón, extraña –por no llamarla de otra manera– la misma fue cancelada y vuelta a realizar, argumentando seguramente algún tipo de defecto del proceso licitatorio.
El proceso llevado adelante durante la primera licitación, y su resultado que fue seguramente transparente y, por lo tanto, las empresas adjudicadas habrían ganado en buena ley el concurso de requisitos de condiciones técnico-económicas.
Sin embargo, los nombres de esas empresas no se habrían ajustado a la lista de amigos y/o deseos del gobierno.
Con el resultado económico de las ofertas ya conocido, los llamados al gobierno desde algunas de las empresas perdedoras, deben haber sido suficientemente convincentes para que la dirección de Cammesa declarase la nulidad de la licitación y el consiguiente llamado a una nueva rueda, ya con -reitero- los precios de los ganadores previos conocidos.
Así las cosas, habría sido muy fácil inducir los precios de la “segunda vuelta” donde los nuevos ganadores habrían logrado entrar por la ventana.
En un país normal o serio, algún político de la oposición o alguno de los accionistas privados de Cammesa deberían haber solicitado una auditoría independiente del proceso, enarbolando la bandera de la institucionalidad que debe estar escondida debajo de alguna bobina de cable.
Fuente: Infobae